junio 29, 2009

LOS VOTOS NULOS SÍ CUENTAN

Los promotores de esta corriente que promueve el voto nulo (usted, yo y todos los demás, miles) ya podemos presumir el haber obtenido una aplastante victoria.
No hay partido que no esté preocupado, angustiado y despavorido por los previsibles resultados de la próxima jornada electoral. Unos por el riesgo implícito de la desaparición que conlleva el voto nulo y la consecuente obligación de entregar todos sus activos al IFE; otros porque verán disminuidos sus ingresos por las prerrogativas que les damos año con año para nada; algunos más tienen fincada su preocupación en el hecho de que los “ganadores” de la elección tendrán un toque de ilegitimidad, pues serán elegidos por unos cuantos miles de votos de un padrón de 77.4 millones de votantes registrados en la lista nominal. Sus decisiones no estarán ancladas en la firmeza que deriva de la legitimidad democrática porque no tienen el soporte indispensable de una mayoría de la población. A pesar del terrible accidente de Hermosillo y de la influenza, hoy no se habla de otra cosa que del voto nulo. Algunos representantes de partidos, candidatos y de los poderes fácticos nos piden, casi nos suplican, que votemos a favor de “el menos peor”, lo cual resulta por lo menos, idiota.
Candidatos y no candidatos, ya convirtieron esta futura elección en una caricatura caciquil donde títeres y benefactores participan en un circo de varias pistas para mover marionetas a su antojo burlándose de la población. ¿Para qué quieren el voto? Para ganar a como dé lugar, repartirse el puesto y las ganancias a su conveniencia.
Sea cual sea el desenlace en la Delegación Iztapalapa, gane quien gane, ya quedó sembrada la semilla de la disputa permanente para los próximos seis años. ¿Quién pagará las consecuencias de estas pugnas tribales? La gente común, la que no tiene agua desde hace años, la que no tiene trabajo, la que no tiene alcances mayores más que depender de la promesa de un lidercillo grotesco diseñador de bufonadas. Y del tal Juanito.
La teoría del conflicto permanente.
El caso es que los anulistas ya ganamos, sin importar lo que pase en la elección. Y eso que ni siquiera se han llevado a cabo las votaciones porque al momento de escribir esta columna faltan aún doce días para el 5 de julio.
De todos los argumentos esgrimidos para que los ciudadanos no anulen su voto el día de la elección, ninguna tiene peso, ninguna convence. La de Alejandro Martí, protegido de la maquinaria de Televisa, expuesta en uno de sus noticieros, podría tener algún viso de eficacia pero no se cuenta con los dispositivos legales para cobrar la afrenta cuando los elegidos no cumplan con sus promesas firmadas ante un notario.
Hoy firmarán lo que sea.
Mañana se harán pendejos.
En caso de que alguno de estos, ahora candidatos, no cumpliera por la razón que sea, lo cual es absolutamente previsible que suceda, tal vez lleguen a sufrir el descrédito público, pero no se irán por incompetentes sino hasta que termine su mandato, porque no existe ningún mecanismo constitucional para retirarlos del cargo, o sea, para revocarles el mandato.
No tenemos la figura de la revocación de mandato para los elegidos que no cumplan.
Por esa razón no veo ningún argumento válido o convincente para votar por algún partido. Todos los candidatos se la jugarán por “su” líder o por algún partido no por los ciudadanos que le dieron el cargo.
Sí veo en cambio, abundantes razones para emitir mi voto nulo tachando la boleta con una gran cruz. Y tengo una razón principal, entre otras, para hacerlo: la falta de transparencia y rendición de cuentas. Esa es una de las mías, usted tal vez tenga otras.
Conforme se acercan las elecciones más nos convencen los políticos y sus partidos que no tienen interés alguno en cambiar su forma de comunicación con los ciudadanos, y peor aún, su forma de hacer política en beneficio de la gente.
Nos quedan chicos.
Según Juan P. Becerra Acosta del diario Milenio (22/06/2009), el crecimiento de los votos nulos entre el 2000 y el 2006 fue de solamente el 14.8%. En cambio la cantidad de votos emitidos por candidatos no registrados ha crecido 847%.
El mensaje ya estaba en la botella pero nadie lo recogió.
Los políticos siguieron en la guasanga, el despilfarro, el cinismo y la impunidad.
He sostenido en anteriores columnas que el voto nulo tiene un poder extraordinario en contra de candidatos y partidos porque la votación emitida se calcula sobre el total de votos depositados en la urna, es decir, sumando los votos válidos, los nulos y los de candidatos no registrados. Ese total es, precisamente, el que sirve de base para determinar el 2% de la votación emitida y calificar la pérdida del registro de un partido, y sirve, también, para la asignación de los diputados y regidores de representación proporcional.
Los votos nulos no se echan a la basura como lo han sostenido infinidad de políticos. Se irán a la basura partidos y políticos incompetentes.
Al respecto, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en el juicio de revisión constitucional interpuesto por el PT para no perder el registro, define el concepto de votación emitida así: “VOTACIÓN EMITIDA. CONCEPTO (Legislación de Querétaro).—De la interpretación sistemática de los artículos 154, 156, 159 y 160, de la Ley Electoral del Estado de Querétaro, se hace evidente que tanto en la fórmula de asignación de diputados, como en la de regidores por el principio de representación proporcional, la citada ley es consistente en considerar entre los requisitos para que un partido político tenga derecho a estas posiciones, el haber obtenido cuando menos el 2% de la votación emitida correspondiente, entendiéndose por ésta el total de los votos depositados en las urnas sin deducir los votos declarados nulos y, por lo tanto, se confirma la convicción de que dichos votos constituyen parte integrante de la votación total emitida, toda vez que de no ser así, el legislador hubiere plasmado como condición el que se alcanzara por lo menos el 2% de la votación válida y no de la emitida, en virtud de que la emisión consiste en un acto de dar u otorgar, el cual en primera instancia no presupone calificación alguna”.
Así fue resuelto en el juicio de revisión constitucional electoral SUP-JRC-062/97 el 5 de septiembre de 1997, por unanimidad de votos en la Sala Superior.
Me parece que no hay mucho más que agregar sobre la extraordinaria importancia del voto nulo.
Los partidos ya lo sabían, también el IFE y esa es la causa del pánico mortal que ahora sienten porque el voto nulo es una amenaza real para su supervivencia.
El esfuerzo de ir a votar rendirá frutos.
Vaya a la casilla que le corresponde y vote.
Hágalo anulando su boleta porque es un tipo de voto que sí cuenta y cuenta mucho.
Yo así lo haré porque esa es mi voluntad libre y soberana.

junio 10, 2009

EL COMPLOT CIUDADANO... EL IMPACTO MORTÍFERO DEL VOTO NULO

Analizaremos diversas modalidades que pudieran ocurrir en las próximas elecciones.
¿Qué pasaría cuando una cuarta parte de los votos emitidos son votos nulos (tachados o en blanco)?
Hice un ejercicio tomando en cuenta las intenciones de voto de algunas encuestas y suponiendo diferentes escenarios en donde concurren a las casillas el 40%, 50% y 60% de los electores registrados en el listado nominal, y estimando que el porcentaje de votos nulos alcanzara el 25% de la votación emitida.
A pesar de que ninguna autoridad lo quiere reconocer, el voto nulo tiene consecuencias jurídicas claras en el COFIPE. Menos votos a su favor igual a menos dinero. El 70 por ciento del financiamiento a los partidos se distribuye de acuerdo con el porcentaje de la votación obtenida sobre el total emitido a nivel nacional; además, si la diferencia de votos entre el primero y segundo lugar en la votación es menor que la cantidad de votos nulos entonces el Consejo Distrital debe, obligadamente, recontar los votos nulos para verificar el triunfo del ganador y para certificar que la diferencia de votos fue bien contada. El voto nulo sí pesa, y mucho. Los partidos lo saben bien.
Si los políticos no están sordos ni ciegos sabrán, sin lugar a ninguna duda, que el voto nulo es un clarísimo mensaje de rechazo a los partidos y a su forma de rapaz de operar. La receta del tío Lolo ya no funcionará. Ni para los ciudadanos ni para los partidos.
Antes de continuar, permítame recordarle, sufragista lector, la condición que establece el COFIPE para que un partido político conserve su registro: “No obtener por lo menos el dos por ciento de la votación emitida en alguna de las elecciones federales ordinarias para diputados, senadores o Presidente de los Estados Unidos Mexicanos…”.
Es muy importante que tomemos conciencia de que el cálculo del mágico 2% se realiza sobre la votación emitida, y ésta es la suma de los votos válidos más los votos nulos (tachados, en blanco, con groserías, con error, etc.) más el voto a favor de candidatos no registrados. Así se forma la votación emitida requerida por el COFIPE.
Si votara el 40% del listado nominal y el 25% de los votos emitidos fueran nulos, o en blanco, dos partidos perderán el registro. Otros dos estarían en la raya librando, apenas, su permanencia formal.
Los escenarios con votaciones del 50% y del 60% del listado nominal no varían en forma considerable y la tendencia sería la misma: dos partidos desaparecen al perder el registro porque no alcanzarían el 2%, siempre y cuando el voto nulo alcance el 25% de la votación emitida. Y otros dos partidos estarían muy cerca del quemadero de la desaparición.
El PSD y Convergencia están condenados a perder el registro en cualquiera de los tres escenarios de votación del listado nominal considerados. El PT y el Panal estarían en la cuerda floja y se escaparían de perder el registro por unos cuantos votos.
Si por azares del malestar de los votantes, éstos decidieran no emitir su voto por alguno de los cuatro partidos en riesgo (PANAL, PT, Convergencia y PSD) sino por otros, o anularlo, entonces los votos a su favor se reducirían aún más, y los dos partidos que se encontraban en la cuerda floja entrarían al tobogán de la desaparición.
Muy sencillo, si los votantes aumentan su voto nulo (o en blanco) y los del voto válido decidieran votar por alguno de los tres partidos grandes, o del mediano, entonces sí sería automática la desaparición de cuatro partidos en una sola jornada electoral. Bajo esta hipótesis perderían el registro el PSD, Convergencia, el PT y el Panal. Nos ahorraríamos un poco más de 1,000 millones de pesos anuales.
Usted decide, democrático lector, prefiere la presencia de ocho partidos o se conformaría con cuatro de buen tamaño a un costo de 2,600 millones de pesos.
Pero no sea optimista, es imposible desaparecerlos a todos. Un sueño.
Aún bajo la hipótesis, descabellada, lo reconozco, de que no se presentara a votar ninguno de los electores registrados en la lista nominal, entonces, únicamente con el voto de los funcionarios de casilla sumado al de los representantes de los partidos presentes en las casillas, varios partidos políticos lograrían conservar el registro, aunque fuera con unos cuantos miles votos porque se instalarán 143 mil casillas electorales. Y esto sucede porque en nuestro sistema electoral no se cancelan elecciones con muy poca votación emitida. Aún cuando votara una persona en cada casilla serían 143 mil votos emitidos.
Esa es la importancia del voto nulo porque cuenta como voto emitido y no se abona a nadie; cualquiera de los partidos contará solamente con los votos válidos que los electores hubieran sufragado por ellos, específicamente.
La opción de nulificar el voto implica que muchos electores que pensaban abstenerse, ahora irán a anular su voto, lo que traerá como consecuencia un mayor número de votantes. Por esa razón, aún con el voto duro de algunos partidos, no alcanzarían el mínimo requerido para conservar su registro porque la votación emitida suma los votos válidos, nulos y de candidatos no registrados en un gran total, que es el valor de la votación registrada o emitida. El 2% se calcula sobre la votación emitida.
He sostenido, con argumentos, en columnas anteriores, la trascendencia de ir a votar y ese acto incluye, ahora, una variante: sí votar pero anular el voto. Puede ser anulado con una gran cruz o emitido en blanco, eso no importa. Lo que sí importa es el hecho de manifestar nuestro descontento con partidos y candidatos que hace mucho dejaron de responder a los legítimos intereses ciudadanos. Hace tiempo que los partidos operan por encima de la gente, están más preocupados por hacer un uso faccioso del poder y del dinero público que, religiosamente, les entregamos.
En encuestas recientes, el porcentaje de votantes que pretenden ir a votar y anular su voto alcanza el 10%, y la ola de acuerdo con este tipo de sufragio está creciendo como la espuma. Ello a pesar de que el acto cívico de la anulación del voto no está apadrinado por nadie en particular. Somos muchos los responsables y no es nadie.
Es un río en busca de cauce, formado por miles de gotas de agua que se están uniendo para iniciar un cauce cuyo rumbo es, por ahora, incierto.
Algunos políticos ya comenzaron a preocuparse, y otros más están verdaderamente angustiados, a punto de moquear, aterrados ante la posible pérdida de la ubre; porque presienten, olfatean, que con el voto anulado sus partidos se irán directo al caño. Eso es lo que huelen, caño puro.
Se les acabaría el poder, el dinero, el cinismo y el tráfico de influencias.
Y la impunidad en el manejo de más de 3,600 millones de pesos en 2009.
Aquí quiero ser claro y contundente para que no quepa ninguna duda.
Bajo el supuesto de la anulación del sufragio, somos nosotros, los ciudadanos, al ejercer el voto, anulado o en blanco, quienes los estamos mandando por el caño. Es una decisión ciudadana, y muy nuestro gusto y derecho, hacer lo necesario para que esos parásitos no alcancen el ansiado 2% de la votación emitida. Somos nosotros, los ciudadanos, quienes jalaremos la cadena para desalojar a toda esa porquería. Al menos una parte importante de boñiga se irá por el albañal.
El voto nulo es el arma letal.
Usted, sufragista lector, y mis cuatro lectores, tienen la decisión y el voto.
Úsenlo.

EL PLAN ANTICRISIS EN EL IEE

Eran los primeros días del año.
En plena crisis.
En caída libre. Antes de la influenza.
Estaba en curso el Acuerdo Estratégico Anti Crisis para Baja California Sur. El gobierno del estado preparaba la respuesta para enfrentar el aprieto económico extendiendo su convocatoria a varios sectores económicos y políticos del estado. Participaron en las reuniones algunos entusiastas, y otros no tanto. Los menos animosos fueron los delegados federales, a pesar de que asistieron a la convocatoria; también participaron presidentes municipales, los sectores productivos, académicos y dirigentes obreros.
Pero en las tareas de la solidaridad, nunca falta el prieto en el arroz, y este corrió a cargo de los delegados federales, quienes simplemente se negaron a firmar el Acuerdo. Solamente una delegada firmó “a título personal”.
Era ya evidente que todo el personal que depende de las afectadas finanzas del estado tendría que haberse solidarizado con el Acuerdo. No solamente de saliva, sino tomando las medidas de austeridad obligatorias para reducir los gastos, detener los incrementos de sueldo y agilizando los programas con impacto en el empleo y el desarrollo económico.
Otros en cambio, no jalaron parejo. Pintaron su raya, no escucharon el llamado y no les importó en absoluto el grito de auxilio del gobernador Agúndez. Algunas instancias hicieron como que no escucharon y se pusieron a trabajar más arduamente… para su santo.
Dentro del marco de la firma del Plan Estatal Estratégico Anti Crisis, los Consejeros Electorales del Instituto Estatal Electoral de Baja California Sur decidieron subirse el sueldo en plena crisis. Exhibieron una total falta de prudencia, sensatez y solidaridad.
Que otros bueyes arreen, nosotros cosechamos, habrán pensado.
Precisamente en el momento en que la tendencia era la reducción de sueldos y la austeridad presupuestal, la Consejera Presidenta Ana Ruth García Grande decidió darse un merecido aumento del 20%, lo que significa que la ocupadísima funcionaria electoral percibirá alrededor de 60 mil pesos mensuales, más vehículo, gasolina, celular, gastos de viaje y viáticos y algo más. Su arduo trabajo durante los últimos tres años había sido agotador y pensó que necesitaban, todos los consejeros, un estímulo para seguir adelante. No importó que las elecciones pasadas se hubieran celebrado tres años atrás, en julio de 2006, y que las siguientes serán hasta el 5 de julio del 2009. Tres años sin elecciones, sin tarea sustantiva, pero con salario de marqueses.
¿Qué harían para merecer este jugoso incremento salarial que rebasa hasta cuatro veces los aumentos generales?
Al resto de los sacrificados Consejeros no les fue tan mal, ellos recibirán un incremento salarial del alrededor del 15% lo que significa un ingreso mensual aproximado de 28 mil pesos. Más prestaciones.
Pero esto no es todo, García Grande quien no se caracteriza por la oportunidad y ni por la transparencia con que rinde sus informes financieros, premió a su administrador, el mandamás de las finanzas, con un escandaloso incremento salarial del 25%, mayor inclusive al propio, y por supuesto, al del resto de los empleados y trabajadores del órgano electoral, lo que se traduce en un ingreso mensual del orden de los 20 mil pesos mensuales, todo esto, libre de impuestos, ¿por qué sería?
Este funcionario administrativo, es el encargado de preparar (maquillar sería el término más apropiado) las cuentas para la Consejera Presidenta y ella se hace cargo de presentar los informes al Consejo General, donde al parecer no tienen voz en el manejo de las cuentas, pero sí voto, todos bien acallados y aceitados con tremendo y merecido cañonazo. Este diligente y bien tratado funcionario, se encarga también de entregar los informes de la cuenta pública.
Reiteradamente, la Consejera García ha manifestado su preocupación ante los recortes presupuestales que ha sufrido la institución, pero es evidente que al IEE todavía no le llega la crisis, y ya se sumaron al exclusivo acuerdo para la preservación de "su" empleo y "su" estabilidad económica.
Si usted busca en su página de Internet el acuerdo del Consejo para autorizarse este incremento de sueldo no encontrará nada.
Ni en el apartado de transparencia, ahí no hay información.
Nada aparece tampoco en la sección de noticias y menos en algún boletín de prensa donde den a conocer las razones por las que decidieron incrementarse el salario en plena catástrofe.
Los consejeros del IFE tuvieron que recular cuando se aumentaron el sueldo al nivel de los vividores ministros de la Corte, pero dieron marcha atrás por la presión de la opinión pública cuando se hizo evidente su abusiva pretensión.
Los consejeros de Sudcalifornia, el estado maravilla, no solamente no reculan sino que a la sorda se dieron su premio.
Si nadie sabe nadie reclama.
¿Crisis? ¿Cuál crisis? Lo afirman los consejeros del IEE.
No está prohibido incrementarse el salario, pero hacerlo en estos tiempos y en esos porcentajes es indigno.
Servido lector, tarde pero sin sueño.
Buen provecho.

junio 02, 2009

HAGA PATRIA MATE UN PARTIDO

Seremos ciudadanos mata partidos.
Castigamos y premiamos con el voto.
Vamos todos los electores a matar dos pájaros de un tiro: desapareciendo partidos de mala muerte y a manifestar nuestro descontento.
Convoco a los que tienen credencial para votar a que asistan y emitan su sufragio de dos maneras: votando por sus candidatos y partidos, si es que alguno los convence por sus historias y su actuación política. La otra forma válida es ir a votar y anular el voto, con ese solo hecho, impediremos que varios partidos de caricatura continúen medrando y saqueándonos al cobijo de la democracia.
Al anular el voto con una gran cruz a lo largo de toda la boleta electoral (o simplemente depositar la boleta electoral en blanco), estaremos manifestando nuestro acuerdo con las instituciones actuales que nos hemos dado a lo largo de muchos años. Pero también estaremos enviando un mensaje, clarísimo, a los vividores de la política: no estamos de acuerdo con la partidocracia infame que nos mal gobierna, cuyas dirigencias actuales han vegetado, y ahora mismo disfrutan, del abuso del poder para satisfacer su egolatría y ambición. Algunos son pequeños grupúsculos enquistados en "la lucha social" para formar una verdadera mafia, y por favores o maniobras, lograron convertirse en un dizque partido.
En el tiempo, los partidos han acreditado ser agrupaciones que al amparo de la permisividad para obtener el registro han extraído dinero público para conseguir una gran beca de la que ha sido imposible separarlos.
No hay a cuál irle. Ahí tiene usted por ejemplo, al PT y Convergencia, dos clásicos buenos para nada excepto para enriquecer a sus respectivos líderes y medrar con las prerrogativas.
El PT va "ultrareforzado" para ganar, participarán toda clase de pejistas “ex”, con la esperanza de no perder el registro; jugarán a la democracia con candidatos como el ínclito Fernández Noroña, Muñoz Ledo, Jaime Cárdenas y Mario di Costanzo, entre una pléyade de próceres ganadores.
Ni que decir del partido verde. Impresentable. Con una dirigencia miserable y corrupta hasta la médula, vendiendo sus servicios electorales al mejor postor; además, ha logrado engañar a miles y miles de jóvenes ciudadanos de buena fe, a través de publicidad tramposa mediante el abuso de una labia entre verdosa y medio ambiental de porquería.
Son patéticos. Me resulta increíble cómo nos hemos dejado engatusar por esta infame pandilla de políticos vividores del partido verde.
¿Qué le han aportado al país partidos como el Panal, o el fantasmal PRS local? Corrupción, impunidad, ineptitud, pandillerismo mafioso-electoral y regresión política. A reserva de mejorar.
Ningún partido se caracteriza por la transparencia en la rendición de cuentas sobre el dineral que les regalamos.
Por el gran caño de los partidos se van alrededor de 12 mil millones de pesos anuales. Es un titipuchal de dinero. Se la pongo en perspectiva, el presupuesto anual del estado maravilla es de 7,484 millones de pesos que debe aplicarse en beneficio de 565 mil personas que habitamos el estado. En cambio, unos cuantos vividores agrupados en un partido, se chupan miles y miles de millones de pesos, sin consecuencias por su manejo oscuro y mafioso en beneficio de unos cuantos “militantes” y dirigentes perpetuos y caducos.
Ahora nos toca decirles ¡se acabo la ubre!
Es nuestro turno.
El título quinto del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE), “De la pérdida del registro”, establece en su artículo 101 que una de las causales de la pérdida de registro de un partido político es el hecho de “No obtener por lo menos el dos por ciento de la votación emitida en alguna de las elecciones federales ordinarias para diputados, senadores o Presidente de los Estados Unidos Mexicanos…”.
Así que adiós, partiditos de mala muerte.
Monsergas de la democracia.
Pónganse a trabajar.
Ahora van a tener que sudar para ganarse el bolillo.
Habrá quien piense que el partido de su preferencia sí ha funcionado para el desarrollo del país o de sus estados. Pues entonces vaya a la casilla y vote por ese partido. De hecho ese es el voto duro con el que podrán sostener el registro algunos partidos.
Si a usted lo convence el profe Víctor Castro o Marcos Covarrubias pues vote por ellos o su partido. No está prohibido.
O por el candidato de su preferencia. Todo eso está bien.
Pero si usted no está de acuerdo con partidos ni con candidatos, si no se siente representado por ninguno de ellos pues entonces vaya a la casilla, y vote anulando su voto o emitiendo su voto en blanco, depositándolo en la urna tal como se lo dieron.
Si nos vamos a abstener, que sea una abstención activa y militante a favor de nuestro derecho ciudadano por una democracia efectiva, y para que los zánganos se dediquen a trabajar, se vayan a su casa o se busquen otro pendejo que los beque de por vida.
No se vaya usted por el camino fácil de la abstención inocua, vacía y sin sentido.
Mejor vaya a la casilla y vote pero anule su voto con una gran cruz, si está de acuerdo con esta corriente, o emítalo en blanco. Anular para ganar.
A otros fanáticos de la democracia, les preocupa que al anular su voto estarían garantizando el triunfo de partidos y candidatos con una representación minoritaria. Es cierto, pero esos “ganadores” tendrán un merecido estigma, estarían salpicados del pecado original de la democracia: la ilegitimidad. No son producto de un voto mayoritario. Aunque de todas formas, ejercerían sus funciones. Tienen razón, pero de cualquier manera, ya nos demostraron que llegue el partido que llegue a las cámaras, da lo mismo para la gran mayoría de los ciudadanos. No trabajan para nosotros, lo hacen para sí mismos.
Así no nos sirven. No les sirven a nadie.
En el ejercicio del poder todos se miden con el mismo rasero.
No hay diferencias entre ellos. Nos lo han demostrado una y otra vez.
Por esta razón, una forma de manifestar nuestro descontento con la situación electoral actual sería la anulación del voto.
No hay otra forma. De veras.
Los votos nulos tienen una tendencia histórica de alrededor del dos por ciento, está medido con precisión (2.16% en la elección del 2006). De manera que los votos nulos por arriba de la cifra estándar representarían el tamaño de la protesta y de nuestro hartazgo con el sistema actual de partidos y sus modalidades de funcionamiento deforme, atracador e ineficaz.
El tercer pájaro de cuenta que mataríamos con este voto diferenciado sería uno o varios de esos partidos vividores del sistema, porque no alcanzarían el dos por ciento de la votación que se requiere para que conserven el registro. Todos sus bienes regresarían al dominio del IFE.
Con eso sería posible mi sueño y el de muchos: que se vayan a su casa.
De un solo golpe.
Vamos a ponerlos en su lugar, en donde no hagan daño y donde no tengamos que mantenerlos.
Por eso están intranquilos. No les preocupa la democracia ni los ciudadanos, les alarma que el 6 de julio se conviertan en un mal recuerdo y amanezcan en el basurero de la historia negra de la democracia en este país.
Tendremos fiesta y funerales.
Todo en dos días.
Mejor imposible.
No vote por partidos parásitos, emita su voto nulo, tachado o en blanco, para que pierdan el registro.
Es la única forma que tenemos de quitárnoslos de encima.
Impresiona el hecho de que los electores tengamos conciencia de la importancia de la anulación del voto. La tendencia hacia la anulación de la boleta ha tomado un rumbo insospechado, el porcentaje de ciudadanos que emitirán su voto nulo alcanza, ahora mismo, el 20%. Y creciendo.
El voto nulo o válido es el arma mortal.
Que desaparezcan para siempre las organizaciones chafas que tú y yo, y miles más, decidamos con nuestro voto nulo.
¡Vámonos de cacería!, a matar partidos que ya no representan a nadie más que los intereses de sus escasos militantes vividores y dirigentes gandallas.
Así que ya lo sabe, el 5 de julio haga patria…
Y el 6 de julio este país será otro.

Y SI UN DÍA DESAPARECIERAN LAS MAÑANERAS…

A veces me preguntó ¿qué pasaría si no hubiera mañaneras? ¿Se acabaría la democracia en el país? ¿Se terminaría la inseguridad que padecemos...