julio 27, 2007

LAS VACACIONES CORTAS

Esta columna no se publicó en El Sudcaliforniano

Hay trabajadores municipales que realmente merecen vacacionar, lo reconozco, pero son los menos, apenas unos cuantos, lo cual es una verdadera desgracia para el Ayuntamiento. Hay áreas donde a unos pocos se les carga el trabajo y apenas pueden desahogar sus pendientes durante dos o tres jornadas de trabajo. Pero hay muchos más que no han hecho nada por merecer unos días de descanso, simplemente porque no tienen nada de qué descansar. El descanso implica, primero, diría Perogrullo, cansarse, y se supone que trabajando a favor del Ayuntamiento, o más allá, a favor de los paceños.
Me referiré a éstos últimos, a los que se esfuerzan por cansarse pero no lo logran, porque no se dedican a desempeñar ninguna tarea productiva. Ahí los verá usted, estacionados como si fueran parte del edificio, convidados de piedra, destinando el tiempo, a sus actividades personales o simplemente a la chacota a pesar de que usted y yo les pagamos religiosamente cada quincena por hacer algo productivo. Es verdad que algunos realmente se cansan de no hacer nada, quedan agotados al final de la jornada. Y se van a descansar pero ahora a su casa y lo peor de todo es que realmente piensan que merecen el descanso.
Existe una camada de empleados, dizque trabajadores del Ayuntamiento, cuyas únicas labores son llegar a checar, si es que tienen algún control de asistencia; también se esfuerzan por saludar a sus compañeros todos los días en largas charlas que llegan a durar hasta una hora o dos; se dan tiempo para desayunar convirtiendo su escritorio en una mesa de fonda, apestando todo su entorno y el de los demás con frutas, tortas o cualquier otra fritanga; también dentro de su horario de trabajo van al banco, o a recoger su ropa en la planchaduría, al Chat, al Internet, a los correos electrónicos, a los mandados de la casa y se dedican a cualquier otra cosa personal menos a darle un poco de su tiempo al municipio que puntualmente les paga por un tiempo que debería ser socialmente productivo. Usted, esforzada trabajadora o trabajador del municipio, seguramente conoce a varios de estos especimenes, analícelos, y saque la cuenta de cuánto tiempo trabajan realmente durante las siete horas, ni siquiera las ocho que marca la Ley, que con un gran esfuerzo les logra pagar el municipio. Algunos no dan golpe en todo el día.
Estos coyotes disfrutan de sus vacaciones largas porque a eso se dedican durante sus jornadas de trabajo todo el año. Pero como tienen logros laborales, no importa si son sindicalizados o de confianza, pues también disfrutarán de sus vacaciones cortas ya que éstas solamente durarán 10 o 15 días dependiendo de su antigüedad. Son trabajadores privilegiados que disfrutan de dos periodos de vacaciones: uno largo en el que supuestamente trabajan y otro corto, en donde ya no “trabajan”, se liberan de ir a la oficina o a su lugar de trabajo.
Imagínese usted que un buen día el Alcalde se levantara con la espada desenvainada, enfurecido, abrumado por las presiones cotidianas y decide que por las escasas disponibilidades financieras que existen en el Ayuntamiento, debido, por ejemplo, a los requerimientos de pago del ISSSTE y decenas más de compromisos, hay que hacer un recorte de personal y se va a su casa el 30% de los trabajadores, mas o menos mil empleados de los tres mil que son actualmente. Todos debidamente liquidados conforme a la Ley, sin abusos, pagando lo que realmente les corresponde.
¿Qué cree usted que pasaría con las actividades y servicios del municipio?
No se esfuerce, distinguido lector, yo se lo voy a decir, no pasaría nada.
De verdad, absolutamente nada.
Claro que las autoridades enfrentarían la furibunda reacción de los “trabajadores” quienes defenderían “sus” plazas, porque son de ellos, de su propiedad, no se le olvide, laborista lector, que incluso las pueden heredar a sus descendientes. También escucharíamos las consignas clásicas que se suelen gritar en estos casos de las cuales enumero solamente tres: el gobierno está en contra de los trabajadores, nos quieren quitar nuestra fuente de trabajo y nos iremos a la huelga para defender nuestros derechos adquiridos.
¿Cuánto le costarían estas liquidaciones a las finanzas del Ayuntamiento?
Por ahora nadie lo sabe pero ya lo están calculando, están haciendo ejercicios para ver si se puede y de qué tamaño será el boquete. Pero serán varios millones, no muchos porque los sueldos del personal general no es muy alto, pero costará dinero y tendrá, desde luego, un costo político que si no es convenientemente manejado puede convertirse en una migraña.
¿Aparecerán en la lista de los liquidados los parientes de autoridades municipales pasadas y actuales? Yo apuesto a que no pero usted, lector, tiene la última palabra. Para llevar a cabo una medida de este tipo se requieren varias cosas: Claridad política, habilidad para operar esta medida, huevos, muchos huevos, y tal vez si no es en esta administración, ovarios, muchos ovarios y dinero.
Pero no se apaniquen, que nadie se preocupe porque nada de esto sucederá, solamente les conté otro cuento chino producto de la calentura laboral. Además, dudo mucho que un perredista se decida por una política de este tipo porque siempre “defienden las fuentes de trabajo” aunque estos trabajos no le sirvan a la comunidad porque solo benefician al suertudo “trabajador”.

Y SI UN DÍA DESAPARECIERAN LAS MAÑANERAS…

A veces me preguntó ¿qué pasaría si no hubiera mañaneras? ¿Se acabaría la democracia en el país? ¿Se terminaría la inseguridad que padecemos...