junio 26, 2007

EL QUE SE MUERA PRIMERO PIERDE

¡Qué bárbaros! Ahora sí se pasaron en el Issste.
Desde la semana pasada se encuentran representando una comedia de humor negro titulada Abatimiento del Rezago Quirúrgico que resulta insultante para la mayoría de los derechohabientes. La Delegada Estatal de la institución habla de alrededor de 140 personas que tienen un rezago de meses, y algunos, años, en la programación de sus cirugías. Dicen que ahora sí, que de verdad sí están preocupados por la salud de todos los estoicos enfermos que esperan turno para una miserable operación. Al Issste le pasó lo mismo que aquel zopenco que estaba entrenando a su caballo para no comer y reaccionó con sorpresa y espantado cuando el pobre animal se le murió.
Pues les tengo una noticia a estos diligentes empleados del Issste, a sus jefes y al propio Presidente Calderón quien ya los urgió a que se apliquen de inmediato a invertir lo que ya se tiene autorizado a partir de la nueva ley del Issste. La buena nueva que les daré, también con humor negro para no desentonar de su comedia, es que les va a bajar considerablemente esta chamba extraordinaria que están planeando. Los rezagados quirúrgicos que están buscando afanosamente por la prensa y por el radio, se encuentran ya a buen resguardo en los panteones de Los Sanjuanes o en el Jardines del Recuerdo.
Su enfermedad no les permitió resistir los prolongados meses de espera y, con mucha pena por dejar en evidencia al Issste, se tuvieron que morir. Algunos irónicos con sentido del humor le dejaron una carta a la Delegada pidiéndole una disculpa ya que no pudieron esperar más su ansiada cirugía. Usté perdone, le dijeron.
Hubo algunos enfermos suertudos que con sus exiguos ahorros o financiado por parientes o bancos, encontraron la forma de operarse en algún hospital particular o inclusive en el Salvatierra con los mismos médicos cirujanos que trabajan en el Issste, porque ya ve usted que un doctor tiene cuatro o cinco chambas.
Estos respetables médicos, enfermeras y empleados, todos esforzados trabajadores del Issste, contagiados súbitamente por el virus de la responsabilidad y del trabajo, dicen que ahora sí se ocuparán de resolver los problemas de los derechohabientes, lo harán en sábados y domingos, noches y días, sin descanso, con frío y con calor y en horarios especiales con la finalidad de abatir el rezago y atender como se debe, ¡ya!, a los interminables enfermos que aún se encuentran en una larga fila en espera de cirugías pendientes de acuerdo a sus listas. Conste, ellos no van a buscarlos a sus casas, ni establecen contacto directo con los rezagados. No. El que no lea la prensa que se muera. Ni modo. Los que se enteren oyendo el radio o leyendo algún periódico, deben ir como un rebaño obediente al llamado de estos esforzados trabajadores para formarse nuevamente en las filas de las clínicas para que les den una nueva fecha y, ahora sí, con la esperanza cierta de que ya se pueden operar.
Y yo me pregunto ¿porqué estos esforzados médicos, enfermeras y personal todo del Issste no hicieron este programa antes de que los rezagados se murieran?
Pues eso sí quién sabe. Sólo ellos y sus autoridades lo sabrán. Aquí es donde entra la política deliberada del estado para demoler a una institución y con ello crear un entorno favorable para permitir la aprobación de una ley ruinosa para los trabajadores.
A los que ya no podrán rescatar, ni siquiera en presentación de esqueletos desvencijados, son aquellos que decidieron convertirse en ceniza para siempre en el viejo horno crematorio del Ayuntamiento que se encuentra en el Panteón Jardines del Recuerdo. Por cierto, pronto habrá uno nuevecito que no requiere de 12 o 15 horas para reducir a ceniza a los amantes del fuego eterno que así lo decidan, el nuevo equipo nos dejará en calidad de polvillo en una hora.
La mala noticia dentro de esta terrible comedia montada por el Issste, es que no habrá operaciones para todos los enfermos de la fila porque solamente serán cuatro especialidades las que entrarán al programa. Me acuerdo de dos que mencionaron: otorrino y oftalmo, así lo dijo el médico que escuche en una entrevista de radio. Y si como habló opera, que Dios nos agarre confesados. Todos los demás enfermitos ya se pueden ir muriendo aunque sea de la risa por esta comedia ramplona, o de plano, morirse de a de veras porque, con la pena, no será posible atenderlos a pesar de la “gran disposición y compromiso” que tienen, de pronto, los empleados del Issste.
Otra parte destacada de esta farsa es que cuando usted va a registrarse, en caso de que lo pueda hacer por su propio pie, para que ahora sí, por fin lo operen, simplemente le dan una nueva fecha. Seguramente le dirán que ya no será una espera de 18 meses para la cirugía sino de solamente tres meses. Y si su enfermedad, paciente lector, no está incluida dentro de las cuatro especialidades, entonces tenga paciencia, ¡sí señor!, no se raje, un poco más de la que ya tuvo, y siga formado calladito en la línea hasta que el destino lo alcance, cualquiera que sea.
De verdad que estos esforzados trabajadores del Issste no tienen vergüenza.
Ante el creciente descontento de los burócratas en todo el país por la nueva ley, las autoridades del Issste tiene que hacer algo de impacto, según ellos, para detener en alguna medida el alto grado de deterioro que tiene el nuevo ordenamiento en el ánimo de los trabajadores porque cada vez conocen más el tamaño del golpe que les asestaron.

junio 01, 2007

EL SUSSS

Habrá que revisar con detenimiento el Artículo 205 de la nueva Ley del Issste el cual aplicado en sus términos hará que les tiemblen las canillitas a Narciso Agúndez y a Víctor Castro, y un poco menos, tal vez, al resto de los Alcaldes. La parte sustancial de este artículo dice “…A tal efecto, a los Trabajadores incorporados les será aplicable el Sueldo Básico calculándose sus años de cotización a partir de la celebración del convenio, salvo en el caso previsto en el párrafo siguiente.
En los convenios de incorporación que incluyan reconocimiento de antigüedad deberán pagarse o garantizarse previamente las Reservas que resulten de los estudios actuariales para el puntual cumplimiento de los seguros, prestaciones y servicios que señala esta Ley y realizarse las Aportaciones necesarias a las Cuentas Individuales de los Trabajadores incorporados para que su saldo sea equivalente a la antigüedad que se les pretenda reconocer. Igualmente, en los casos de sustitución de régimen de seguridad social, las Reservas constituidas deberán transferirse en favor del Instituto en la forma y términos en que se convenga”.
Así pues habrá convenios con y sin reconocimiento de antigüedad.
Cuando no hay reconocimiento de antigüedad, es claro que serán los casos de los trabajadores que inician sus contratos con alguna dependencia o entidad.
Pero en el caso de aquellos trabajadores a los que sí debería reconocérseles su antigüedad la cosa se complica sobremanera porque para firmar el convenio primero se tendrá que pagar (con dinero en efectivo) o garantizarse (con cargo a las participaciones federales) las reservas necesarias para constituir el respaldo pensionario.
También habrá que revisar lo que se indica en el Transitorio trigésimo séptimo que a la letra dice: “El Instituto y los gobiernos de las Entidades Federativas o municipios, así como sus Dependencias y Entidades, deberán adecuar los convenios que hubieren celebrado con anterioridad a la entrada en vigor de esta Ley, a los términos previstos en el presente ordenamiento, en un plazo que no excederá del día treinta de junio de dos mil ocho. Los convenios de incorporación parcial al régimen obligatorio celebrados antes de la entrada en vigor de esta Ley, podrán renovarse como convenios parciales, con la obligación de ajustarse al régimen de esta Ley. En los casos en que no se cumpla con lo previsto en los párrafos anteriores, y que los gobiernos de las Entidades Federativas o municipios, y sus Dependencias y Entidades no pudieren convenir la garantía incondicional del pago de las Cuotas y Aportaciones a su cargo, los convenios de incorporación se deberán rescindir dentro de los seis meses siguientes al término del plazo previsto en el primer párrafo de este artículo”.
Tal vez sea la hora de que el gobierno del estado y los cinco ayuntamientos tomen medidas verdaderamente de fondo, definitivas, como las que aquí esbozaré pero que resumo en una sola frase: Adiós al Issste porque puede ser que nos salga más caro el caldo que las albóndigas.
1. Fundar nuestro propio Sistema Universal de Seguridad Social Sudcaliforniano (el SUSSS) que incluya los seguros básicos además de las prestaciones y servicios acordes a los que establece la nueva Ley del Issste. O menos o más, ya se verá.
2. Iniciar de inmediato los estudios actuariales para evaluar los costos para el gobierno del estado y los municipales, porque apenas habrá tiempo de hacerlo y, desde luego, determinar cuánto les costará a los trabajadores. El SUSSS daría origen a una ley estatal basada en los consensos más amplios, donde intervengan no solamente las cúpulas de los trabajadores. El criterio básico será “todos ponen” para crear un sistema de seguridad social autosuficiente, sano en su operación. Y rentable.
3. El SUSSS deberá estar más o menos alineado con los dos grandes sistemas de pensiones que hoy existen: el IMSS y el ISSSTE.
4. Garantizar a los trabajadores el reconocimiento de su antigüedad el cual puede ser mediante bonos de pensión semejantes a los de la nueva Ley del Issste. De esta forma no existe un desembolso inmediato de recursos sino solamente obligaciones de papel que se harán efectivas en el momento que le convenga al trabajador.
5. O simplemente adoptar el sistema de reparto si fuera conveniente.
6. Crear una Afore pública propia del estado que administre las cuentas individuales de los trabajadores y que redistribuya las utilidades obtenidas entre los cuenta habientes, después de la constitución de reservas y gastos de operación. Una de las más grandes ventajas de este fondo pensionario, multimillonario en el largo plazo es algo invaluable: es inagotable, y le proporcionará al estado el ahorro suficiente, que hoy no tiene ni tendrá, para realizar inversiones de larga maduración como carreteras, hospitales o viviendas. Las Afores son un negocio rentable, pues que lo sea para los trabajadores y no para los banqueros.
7. Incluir en el SUSSS un sistema de pensiones contributivas y no contributivas con equidad de género para hacer extensiva la justicia social a todos los trabajadores sudcalifornianos.
8. Hacer una propuesta de compra de los yonques, que parecen hospitales, actualmente propiedad del Issste en el estado y pagar lo que arroje el avalúo. Remodelarlos. Comprar el puro cascarón sin los actuales empleados porque ya no tienen remedio, solamente sería rescatable el 10% de los mismos, así que más vale que se vayan todos y si fuera conveniente se recontrataría a los que sirvan, previa evaluación.
En uno o dos meses podríamos tener estimaciones consistentes de los costos y un diseño inteligente, básico, del SUSSS. Claro, siempre y cuando nuestro eficiente y eficaz Nabor García Aguirre, Secretario de Finanzas del Gobierno del Estado, se aplique, previa bendición de Narciso Agúndez y los cinco alcaldes, y después de que todos juntos acaben de tragar camote al leer esta propuesta.
Aquí es donde se acaba el discurso y no alcanza la saliva.

Y SI UN DÍA DESAPARECIERAN LAS MAÑANERAS…

A veces me preguntó ¿qué pasaría si no hubiera mañaneras? ¿Se acabaría la democracia en el país? ¿Se terminaría la inseguridad que padecemos...