mayo 19, 2007

LA NUEVA LEY DEL ISSSTE

La Ley ha estado cobijada por el fantasma de Alí Baba y los cuarenta rapaces que representan la profesora y el otro líder de los burócratas, ambos líderes de las organizaciones burocráticas más importantes del país. La pérfida imagen de este par de pilluelos y su negro historial de bribonadas han contaminado la Ley porque, se dice, a mi juicio sin fundamento, que se darán un atracón de varios miles de millones de pesos al disponer estos golfillos del dinero acumulado en las cuentas individuales de los trabajadores en las que se depositarán sus fondos pensionarios, de vivienda, cuota solidaria del gobierno federal y el ahorro voluntario de aquellos que así lo decidan. Es razonable esta duda por el historial de los próceres sindicales. Si a estos antecedentes le sumamos la participación del propio Pensioniste y de las Afores privadas en el cobro desmedido de comisiones la cosa se enreda y crece la desconfianza. Así no habría dinero que alcance para recibir una pensión decorosa.
Las razones esgrimidas para cambiar la Ley son variadas: que ya no nos morimos a los 62 sino a los 78 años y más, que el Issste se encuentra en quiebra casi total, que no hay médicos ni medicinas, que ya no operan a nadie, que el nivel de equipamiento es tan obsoleto que da vergüenza, que el porcentaje del Producto Interno Bruto (o sea el valor de todos los bienes y servicios que producimos los mexicanos en un año) requerido para hacer frente a las obligaciones actuales y futuras contraídas por el estado con los adultos mayores eran insostenibles, que antes había 25 empleados activos por cada jubilado y hoy son solamente cuatro. Y un factor adicional, esencial para explicar la reforma: los costos de salud de los pensionados serán cada vez mayores, hoy lo son, porque a los viejos de la tercera edad los atacan en mayor medida las enfermedades crónicas y degenerativas, y su tratamiento es sumamente largo y costoso. Todo es cierto. Pero también hay afirmaciones que son medias verdades, depende de quién las juzgue y de los anteojos que se ponga para analizar el problema.
El hecho real, trascendental, es que con la reforma a la Ley del Issste ya quedan más o menos alineados los dos más grandes sistemas de seguridad social en México, el IMSS con 48 millones de mexicanos derechohabientes y 14 millones de cotizantes al mes de enero de 2007, y el del Issste con 2.3 millones de cotizantes y 10 millones de beneficiarios. Más 10.6 millones amparados por el programa IMSS oportunidades; y súmele unos 16 millones de personas inscritas en el Seguro Popular al término del 2006. En total son alrededor de 85 millones de personas quienes ya cuentan con algún sistema de seguridad social. Es claro que solamente es el inicio de la conformación futura del previsible y aún lejano Sistema Nacional de Pensiones que se concretará algún día. Esa fue la razón para hacerlo, a la manera de Jack: parte por parte, no había condiciones para hacerlo de otra manera, entre otros motivos por la gran variedad de sistemas de pensiones que existen en el país, su alto costo y complejidad. Los actores políticos no permitirían que se hiciera de otra forma, además de que una reforma integral implica un trabajo enorme y había que ir alineando poco a poco los sistemas de pensiones empezando con los más grandes. Esta gran reforma del Issste ya apunta hacia una evolución integral que debe llegar inclusive a modificar la Constitución Política del país para cambiar la absurda división que clasifica a los trabajadores en función del lugar en donde trabajen. En los tiempos actuales eso es una anomalía.
Recordemos que antes del sábado 31 de marzo de 2007, fecha de publicación de la nueva Ley del Issste en el Diario Oficial de la Federación, eran solamente dos pilares los que sostenían el sistema de seguridad social de la burocracia: los trabajadores y el gobierno federal. Ahora serán tres columnas: los mismos trabajadores, el propio gobierno federal y lo que llaman en la Ley Entidades y Dependencias. Las primeras son organismos descentralizados, empresas de participación estatal mayoritaria y demás instituciones paraestatales federales y del Gobierno del Distrito Federal, así como los organismos de las Entidades Federativas o municipales y organismos públicos que por disposición constitucional cuenten con autonomía, que se incorporen a los regímenes de la Ley. Y las segundas, son las unidades administrativas de los Poderes de la Unión, la Procuraduría General de la República, los órganos jurisdiccionales autónomos, los órganos ejecutivo, legislativo y judicial del Distrito Federal, así como las unidades administrativas de las Entidades Federativas y municipios que se incorporen al régimen de la Ley. A final de cuentas, las Entidades y Dependencias obtienen sus recursos de los impuestos. Este no es un cambio menor o cosmético.
Las 21 prestaciones y servicios actuales no desaparecen en la nueva Ley del Issste, como han dicho algunos interesadamente o desinformados, sino que se reagrupan en cuatro seguros: I. De salud, que comprende: a) Atención médica preventiva; b) Atención médica curativa y de maternidad, y c) Rehabilitación física y mental; II. De riesgos del trabajo; III. De retiro, cesantía en edad avanzada y vejez, y IV. De invalidez y vida. Alineación perfecta con el IMSS.
Los trabajadores tendrán que tomar una decisión entre el 1º de enero de 2008 y el día último de junio, es decir, dispondrán formalmente de seis meses para optar, y su elección será “definitiva, irrenunciable y no podrá modificarse”, según sentencia de la nueva Ley. Decidirán si se quedan en el limbo de la Ley anterior o se van al nuevo paraíso de las cuentas individuales. Pero si los trabajadores no eligen ninguna de las dos opciones permanecerán en el filo de la navaja porque la Ley no define, hasta ahora, qué hacer con ellos, solamente indica en una críptica sentencia: “Cuando el Trabajador no manifieste la opción que elige dentro del plazo previsto, se le deberá hacer saber en los términos que establezca el reglamento respectivo conforme al cual se respetará lo conducente a los Trabajadores que no manifiesten su elección”. ¿Usted le entendió? Yo tampoco. Más bien suena como a una amenaza porque estas disposiciones “motivan un serio cuestionamiento respecto de la constitucionalidad del esquema de opción planteado, porque pareciera la aplicación indebidamente retroactiva de la nueva legislación a los trabajadores que actualmente cotizan en el régimen pensionario de los burócratas”, según afirma el Senador Tomás Torres Mercado en su propuesta de modificaciones a la Ley, ahora vigente, ante varias inconsistencia que ya identificaron en el nuevo ordenamiento. Habrá que esperar.

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Y SI UN DÍA DESAPARECIERAN LAS MAÑANERAS…

A veces me preguntó ¿qué pasaría si no hubiera mañaneras? ¿Se acabaría la democracia en el país? ¿Se terminaría la inseguridad que padecemos...